San Baudelio
Salí de Caltojar, un pueblo de
recias casas de piedra y hermosas pinturas murales en las calles, en el que me
había detenido para ver su iglesia dedicada al Arcángel San Miguel, sobre la
que me había hablado Ángel Almazán de Gracia, editor de mi primera novela
publicada, Las Tablas de Agharta. Una impresionante iglesia románica, a la que
no había podido entrar, pero que por su aspecto exterior ya merecía la pena
verla.
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